Thursday 9 October 2014

Desayunos!!!!

Debo ser una persona con espíritu de contradicción, mientras más fáciles me parecen las palabras escogidas más me cuesta escribir sobre ellas. Me la he pasado con la cabeza hecha un lío, pensando qué escribir sobre "desayuno" y al final solo me han venido historias a retazos.

Yo hoy en día (y desde hace muchos años ya) no desyuno como es debido. Una taza de café...una tostada a veces y a trabajar ( o estudiar). Claro, luego a las 10 de la mañana me tomaba algo fuertecito cerca del trabajo...para balancear.

Pero a lo largo de mi vida sí he conocido personas que amaban desayunar. Mi primer recuerdo es de mi abuelo Felipe, la persona más adorable del mundo y con los ojos celestes más bellos que he visto. A mi abuelo le encantaba mortificarme a la hora de desayunar ya que de chica odiaba lo que fuera el pan o galleta mojado ( aún lo hago) y uno de los desayunos favoritos de mi abuelo era una jarra enorme, de esas de cerveza, llena de café con leche y galletas de dulce, marca Sire, machacaditas dentro. Él veía la cara que yo ponía cada vez que echaba las galletas en la jarra, me guiñaba un ojo color de cielo y me daba una sonrisa tan pícara y tan tierna que borraba todo malestar.


Siendo adolescente vivía con mi madre y su esposo (quién fue quien verdaderamente ejercía de padre para mí desde los 3 años). Los días entre semana desayunábamos café con leche y alguna tostada. Éramos verdaderamente privilegiados porque en esa época en Cuba el agua con azúcar era lo más común. Pero el domingo cada uno se levantaba a la hora en que quería (casi nunca ante de las diez) y era el día del desayuno familiar. Mi madre sacaba la vajilla de porcelana blanca con flores rosas, que incluía tetera, azucarera, tazas, en fin...todo. Hacía huevos fritos o revueltos (o ambos), tostadas, jamón, bacon, café, leche, zumos. Cada quién elegía lo que quería comer y era la mañana en la que con calma nos contábamos los avatares de la semana, los logros, las decepciones, los problemas. Me encantaban esos desayunos, me hacían sentir adulta ya que mis historias también contaban.

Cuando empecé a trabajar y tuve a mi hijo el desayuno era atrapar lo que hubiese y sobre la marcha. Por eso la primera vez que estuve en Gibraltar y mi novio (actual esposo) me invitó a un english breakfast quedé alucinada: huevos fritos  o revueltos, mushrooms, bacon, tomate, tostadas, salsichas y hasta judías!!! Eso un desayuno?? Para mí era más bien un almuerzo!!!!
   crédito de imagen de www.chefkoch.de

Aquí desayunan, comen y cenan a lo grande. Sin parar en costes y cantidades. Por eso lo que me sucedió la mañana de mi boda fue, cuando menos, simpático.

Hace un año en julio del 2013 vine a Gibraltar a casarme. Venía sin mi madre ni mi hijo por lo que era una experiencia agridulce. La noche antes de la boda y para no perder la magia quise dormir en casa de mis suegros para que mi futuro esposo no me viera hasta que llegase la hora. No sé si por los nervios pero esa noche no pude casi comer y cuando mi esposo me dejó en la casa de sus padres, mi suegra me tuvo que dar un té de tila para dormir. Eso sí, caí como una piedra. Por lo que a la mañana siguiente ( la de la boda) me sentía más etérea que un hada...casi flotaba de lo débil que estaba.

Mi suegra, la pobre, estaba más nerviosa que si yo si cabía y me preguntó que si iba a desayunar. Por supuesto le dije que sí, que quería una tostada con mayonesa que son mis favoritas (tampoco me podía hartar de comida porque el vestido ya me quedaba bastante ajustado). Pues bien...lo dicho...los nervios son lo más traicionero y mi tostada salió más negra que una noche sin estrellas y yo por pena así me la tragué..aunque mi cara era de campeonato jajajajaja. Así que llegué al momento cumbre casi sin nada en la barriga.

Pero con todo, creo que al final no se notó. Qué opinan Uds??



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