Monday 15 November 2021

 

                                         DICIEMBRE 


Es casi Diciembre, y ya saben lo que eso significa:  llegan las Navidades...y con ellas las canciones, los adornos de colores brillantes, el maratón de cenas familiares donde siempre habrá una mala cara, un intercambio de palabras , una lágrima...
          Antes odiaba las Navidades. Solo me apetecía estar encerrada en casa, tranquila, disfrutando de un buen libro o una buena serie, enroscada en la suavidad del edredón. Pero a medida que han pasado los años me he ido acostumbrando al ambiente de esta época del año. Disfruto ver a la gente caminando con prisas por las calles, haciendo compras de última hora, encontrándose con los amigos y compañeros para tomar una copa (la primera de muchas ) y ponerse al día de todo lo que ha acontecido durante casi 365 días. 
                 
  En Cuba era diferente. Cuando era niña las navidades estaban prohibidas, eran un invento del Imperialismo que buscaba desestabilizarnos ideológicamente. Por lo mismo tampoco se festejaba día de Reyes, ni siquiera se iba a la iglesia para misa del Gallo o de lo que fuese. La religión también era diversionismo ideológico. 

                     Así que mi infancia transcurrió sin Santa Claus, Reyes Magos o árbol de Navidad.                      En cambio celebrábamos el triunfo glorioso de la Revolución Cubana y la entrada                        triunfante de los Rebeldes a la Habana, el Primero de Enero. No lo echaba de menos porque no lo conocía. Solo tenía como referencia los cuentos de mi abuelo y el famoso árbol de Navidad que tenían en casa cuado mi madre era chica y que llegaba al techo. Eso sí, la cena se mantenía. Ya fuera celebrando el nacimiento de Jesucristo o el triunfo de la revolución , el arroz congrí, el cerdo asado, la yuca con mojo y la ensalada no faltaban a la mesa desde el 24 de Diciembre hasta el 1ro de Enero, cuando calentábamos las sobras de todos los días anteriores resultando en algo que mi abuelo llamaba "montería" y que era simplemente delicioso.

Pero esa magia de tener un árbol en casa, adornarlo y esperar impaciente al día 25 para poner el niño Jesús en el pesebre no lo conocí hasta que tuve unos 13 años y mi padrastro hizó un árbol artesanal de alambre y fieltro verde, al que le pusimos manojos de algodón como nieve y muñecos de un viejo juego de Liliput que dormía el sueño eterno en el armario. Más que un adorno navideño parecía una alegoría al suicidio o al cadalso con tanto muñeco colgado del cuello con hilo pero para mí era lo más . Desde ese momento empezamos con la tradición del árbol de navidad/cadalso y de regalarnos algo por Reyes, así fuera un libro.


Ya con el paso de los años y el cambio de política acerca de la religión en el Gobierno, se pusieron a la venta los primeros "Christmas Trees",  después de casi 60 años de olvido y con ellos las consabidas guirnaldas de lucecitas que desesperaban a mi madre y las bolas y adornos para decorarlo. De más está decir que raudo y veloz nos hicimos de uno y así empezó mi tortura porque cada año había que probar si las luces encendían y en caso de que no, comprobar uno por uno los diminutos bombillos hasta dar con el hijo de p...que se había fundido y alteraba el funcionamiento de la larga cadena de luces. Creo que ahí se empezó a gestar mi odio por la Navidad.

Cuando mi hijo mayor nació la que se encargaba de poner y quitar el árbol era mi madre. Yo solo miraba y con ojo crítico, movía una bola azul para acá y otra roja para allá para que el dichoso árbol tuviera algo de balance, pues a mi madre mientras más adornos, mejor. No importa si el pino es de menos de medio metro y las guirnaldas de luces de colores son de tres...hay que enroscarlas todas. Lo mejor de todo, para mí, era la cena del 24 y 31 con la familia, donde siempre me tocaba hacer el arroz congrí, cenar escuchando música bailable, reír con mi abuelo recitando poemas y cantando punto spirituano y tirar el consabido cubo de agua a la calle a las 12 de la noche para que todo lo malo  se marchara y el año que entraba lo hiciera con abundancia, salud y amor. 

Pero a medida que nos hacemos mayores empiezan a quedar sillas vacías en la mesa familiar y aquellas que siguen ocupadas casi que es mejor que no lo estuvieran por lo que las cenas se van reduciendo en número y en diversión. Hasta el punto que, el año antes de venir a vivir a Gibraltar, solo éramos mi madre, mi hijo mayor y yo.

El venir permanentemente a Gibraltar en Octubre pareció en principio una buena idea. Pero el frío, la nostalgia y la cercanía de la época navideña me convencieron de lo contrario rápidamente. La familia de mi esposo y él mismo, hicieron hasta lo imposible porque me sintiera una más durante mi primera época festiva aquí pero, sentada ante la mesa llena de manjares extraños, escuchando anécdotas de épocas en las que no viví y cantando canciones en otro idioma, me sentía más extranjera que nunca. Y mi aversión por la Navidad se enquistó y se convirtió casi en odio. Cada año empezaba a temer, desde Octubre, la maldita secuencia de cenas, canciones, eventos familiares, compras y hasta los regalos. Creo que era la única persona en todo Gibraltar que bajaba de peso durante las fiestas.


Pero el tiempo pasa, y sabiamente va limando las esquinas y los bordes de nuestras aversiones. Y llegaron los mellizos...mis hijos más pequeños....y falleció mi padre, en Cuba, en la distancia, el día de mi cumpleaños. Y sin darme cuenta me fui apegando más a las costumbres que antes tanto odiaba, a las cenas que temía ver llegar, a los villancicos en Inglés, a las canciones de Mariah Carey repetidas en bucle una y otra vez en tiendas, restaurantes, cafeterías y hasta autobuses. Y me vi deseando ver mi casa iluminada con las malditas luces de colores, y mi eterno enemigo el árbol en un rincón, y mi casa oliendo a comida cubana y a aire frío en una mezcla única de lo de aquí y lo de allá...y mis hijos luciendo sus mejores galas, los fuegos artificiales de las 12 de la noche..y el amanecer en un nuevo año con la cocina llena de tapers de gammon, relleno frito y pata de jamón.






Como decía...es Noviembre y se acercan las Navidades......