Sunday 14 December 2014

Mamá

La palabra de esta semana tiene tela. Es la más fácil y la más difícil. Me ha costado tanto trabajo concentrarme en una historia que prefiero dejar mis pensamientos libres, dejarlos fluir.

Mientras somos pequeñas la primera heroína de una niña es su mamá. En ella nos fijamos, nos vestimos con su ropa, tratamos de maquillarnos a su manera. Luego, con la adolescencia, llega la rebeldía y están esos momentos en los que pensamos: ufff mamá!! Qué pesada que te pones!!!"

En mi tierra hay un dicho que para mí encierra la sabiduría del mundo: "No se aprende a ser buen hijo hasta que no se es padre". Y es así. Ahí es cuando comprendemos los desvelos de mamá, su mal humor a veces por sentirse desbordada por las situaciones de la vida. A mí me tocó aprenderlo de la manera más cruda: siendo madre y padre de mi hijo. 

Recuerdo esos momentos en que todo se me hacía cuesta arriba, en que no podía dormir porque el pequeño tenía confundida la noche con el día, cuando tenía que hacer magia para que el salario llegase a fin de mes y comer solo arroz para que él creciera sano y fuerte. Recuerdo también cual fue su primera palabra articulada...y sí, adivinaron...MAMÁ!!! Esa noche (porque fue de noche y tratando de que se durmiera) lloré cuando lo escuché decirme "mamá" así de clarito como si lo estuviese haciendo hacia meses. De ahí en adelante creo que es el nombre por el que más me han llamado y del que no me cansaré nunca.


Cuando al final llegó la hora de venir para Europa, a vivir con mi esposo y mi niño y fundar una nueva familia, lo más difícil de todo fue dejar a mi madre detrás. El día de la despedida fue desastroso. Las dos aparentábamos que todo iba bien pero estábamos destrozadas. No sé si lo saben pero soy hija única así que se pueden imaginar...a mi madre se le iba su mundo entero...su hija y su único nieto. Por más que, llegada la hora, traté de hacer las cosas más fáciles cuando el taxi tocó el claxon avisando que ya estaba ahí el mundo se nos vino abajo. Ha sido, por mucho, uno de los peores momentos de mi vida. 

Traté de quitarle hierro y tomarnos unas fotos...pero no había quien cayera en la trampa. La foto fue pura pose.

Esta es la última foto de los tres juntos antes de salir para el aeropuerto.

En estas fechas la palabra mamá para mí es sinónimo de tristeza y soledad ya que pasamos las Navidades cada una en un extremo opuesto del mundo. Y no es que aquí las fiestas no sean divertidas..es que son diferentes y además...falta mi compañera de asar el puerco, de tomarnos unas cervezas en lo que la yuca se ablanda y se hace el arroz moro y bailar música salsa en la sala de la casa.

Es por eso que el pasado año, que serían nuestras primeras Navidades separadas, mi madre me pidió que el 31 de diciembre, a las 12 de la noche, saliera al balcón, buscara la estrella más brillante y pensara en ella...que ella haría lo mismo y así, aunque fuera de pensamiento, estaríamos juntas.

Este año pienso hacer exactamente lo mismo...y quién sabe...quizá la estrella se compadezca de mí y pueda pasar las fiestas del próximo año con esa persona tan especial...con MAMÁ.



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